Las empresas actuales se enfrentan a un entorno cambiante, en el que las tecnologías se renuevan constantemente, este hecho provoca que en muchas ocasiones se vean en situaciones críticas para mantenerse en el mercado frente a sus competidores.
En realidad, deben apostar por mantener un buen talento humano para tener una gestión excelente. Los directivos actuales entienden que la gestión del talento humano es una fuente para el progreso, por eso cada vez es más habitual que se incluya en sus políticas empresariales con el fin de conseguir niveles elevados de competitividad.
El talento humano se define como el conjunto de conocimientos, habilidades, capacidades, motivaciones y actitudes puestas en práctica por una persona (o grupos de personas) comprometida que consigue alcanzar resultados positivos para su empresa. La clave del éxito del talento humano reside en establecer sinergias entre todas las variables que hemos mencionado y conseguir armonizarlas.
Por otra lado, cuando hablamos de la gestión de este talento humano es un enfoque estratégico de dirección cuyo objetivo es obtener la máxima creación de valor para la empresa, a través de un conjunto de acciones dirigidas a disponer del nivel de conocimientos, capacidades y habilidades necesarios para ser una empresa competitiva.
Para aplicar con éxito la gestión de talento humano, a favor de la innovación tecnológica en las organizaciones, se debe incluir un sistema de gestión dentro de la estrategia empresarial enfocado a cumplir con su misión y visión.
Por lo tanto te compartimos los 6 puntos clave para gestionar el talento:
- Diagnosticar la composición del talento que existe en las organizaciones.
- Identificar el talento que se requiere para cada área estructural o funcional de la organización, así como para cada puesto de trabajo.
- Ubicar el talento en correspondencia con los requerimientos para que generen impactos.
- Estimular el desarrollo y la retención del talento.
- Controlar el desempeño del talento
- Reclutamiento y selección de nuevos talentos.
Es fundamental apuntar que estos 6 puntos se interrelacionan entre sí, ya que actúan de forma integral. Es más, ninguna por sí sola genera impactos de gestión.
De esta manera, las etapas se convierten en un ciclo que se retroalimenta constantemente y que ha de actualizarse constantemente para alcanzar el éxito. Dichos puntos tampoco poseen un orden jerárquico. La empresa podrá elegir la primera, en función del estado en que se encuentre y los objetivos que se haya planteado.